Si tenemos posibilidad de estar en el mar en vez de hacer todo lo posterior solo fabricaremos una barquita para una vela de té para que ella se adentre en la noche en el mar en el momento de la oración. Si no es así, emula con cariño un pedacito de mar allí para este ritual.
Para el ritual en casa tendremos un cuenco de cristal transparente, agua y tres partes de sal marina en su interior, un mantel blanco con arena de mar, unas velas blancas, para realzar el agua, alrededor del cuenco lleno de agua, unas conchas, caracolas, piedras de playa.
Dejaremos esto un poco a la imaginación y gusto de cada cual, pero, si sería acertado se preparara en el suelo para llegada la meditación personal y la oración podamos mirar fijamente el agua. También preparemos la vela flotante para después, una que sea muy bonita si es posible.
Esta vez podemos buscar sonidos del mar para el ritual y la meditación, sino el silencio será un buen aliado.
Para este ritual nos bañaremos o ducharemos previamente añadiendo esencias de lavanda y sal en nuestra limpieza. Podemos presentarnos ante ella de blanco, pero luego estaremos desnudos en su presencia aun con agua en nuestra piel y pelo, como salidos de su mar. Podemos portar esta vez adornos de mar, porque honramos a ella por medio del mar Ante el altar, montado para este fin o el momento de comenzar debemos estar mojados.
(Desnudos si el rito es privado, si no es así iremos con nuestra túnica o vestimentas de color blanco)
Si nos encontramos es las cercanías de una playa, iremos limpios de casa con olor a lavanda, y remojaremos nuestro cuerpo en el mar o mojaremos brazos y cabellera y rostro con el agua del mar.
-Llamado a los elementos y círculo si es costumbre.
-Invocación tradicional personal o himno órfico.
-Momento de meditación.
Recitamos e invocamos:
“Mar agitada , mar en calma, camino de los marinos, llena de vida y llena de los naufragios de nuestras almas, densa plenitud y paz en tu vientre.
Te rogamos nuestra diosa Hécate, reina del mar, seamos dignos de adentrarnos en tu inmensidad esta noche para encontrar en ti el renacer de nuestro destino.
Límpianos en tus aguas saladas y azules.
Bienvenida seas en mí, como tu bendeciste mi vida”
Tras ello y meditar sobre el cómo llegamos a Hékate, o como nos encontró. Notaremos a veces sentimientos de dicha por sus maravillas y en breves momentos vendrán los porqués y pesares del trayecto, es algo muy normal y es lo que trataremos de conseguir para seguir)
Después de esto miramos el mar o nuestro trocito de mar y pedimos;
“Oh madre, reina del mar, llévame, adéntrame en ti, no me despojo de mis lastres, me sumerjo en ti con todo/a lo que soy yo, tú sabrás moverme en tu marea y olas. Llévame ahora dentro del mar. Confiada/o de tu mano me adentro ahora para vivir la experiencia de tus riquezas marinas”
Tras esto, meditaremos estar dentro del océano, sentiremos que por su gracia podemos respirar dentro. Nos dejaremos llevar por las imágenes que vengan en esta meditación, tratando de estar el máximo de tiempo que nos sea posible en esta visión.
Estaremos nadando en el mar, incluso andando, paseando y contemplando el paisaje, observando todo, buscando cosas.
Si encontramos un peligro, le regalaremos, el recuerdo, de eso tan malo que nos pasó y nos afligió, para que se lo lleve y destruya. Tras ello se irá con la presa que quería, ese recuerdo dañino o trauma.
(Los regalaremos moldeados en forma de bolitas rojas y negras sacadas de nuestro pecho)
Si vemos cosas bellas, animales y compañeros marinos en nuestra meditación le regalaremos las cosas más bonitas que siéntanos y recordemos. Ellos sabrán lo merecedor/a que eres y llamaran a más bellezas del mar.
(Los regalaremos moldeados en forma de bolas blancas, amarillas o azules sacadas de nuestro pecho)
Y así cuando nos sintamos preparados iremos saliendo poco a poco a la playa, de arena blanca que es el nexo entre el mar que está en ti, el mar de nuestra diosa Hékate y el mundo real.
Nos relajamos tras ello, por si fue dura la travesía. Respiramos profundo.
Tras ello encendemos una vela de té en algo flotante, en el cuenco con agua que simula nuestro trozo de mar. (Puede ser una vela flotante en sí, una flor o algo bonito)
Si es en el mar hacernos que el barquito con la vela de té encendida llegue a flotar en calma.
Recitaremos para fijar los hechos de nuestra aventura marina y como agradecimiento a nuestra madre Hékate:
“Te ofrendo en agradecimiento a esta experiencia que me hace más sabio/a, esta vela, luz entre la inmensidad que eres tú, celebrando el renacer de tu hijo/a renovado/a, vadeando las olas del destino de tu mano maternal. Por ello sella los recuerdos nocivos en el tu mar y haz sea digno/a de regalar más regalos hermosos en próximas visitas a tu hogar. Mi hogar. El mar. Tu vientre. Bendita seas ¡!Oh!! Gran diosa Hékate. Hail!! Hekate!!
-Despedida personal.
-Despedía a los elementos.
-Liberar círculo si es costumbre.
Creado; Por Yidina Druisa.